Las telecos se preparan para nuevas fusiones en España en 2022 por el 5G y la guerra de precios
Las operadoras de telecomunicaciones en España se dirigen inevitablemente hacia un horizonte de consolidación. No se sabe si el baile de fusiones comenzará en 2022, ni el despliegue de la coreografía -que podría estar ya ensayándose-, pero fuentes del sector apuntan a que el panorama está suficientemente maduro para que suene la música.
El contexto de la industria, marcado por unos ingresos a la baja y una competencia al alza, es, desde luego, propicio y así se viene considerando desde hace tiempo. En los últimos 10 años, el sector ha perdido el 35% de su facturación por la batalla de ofertas, probablemente la más intensa de Europa, como se aprecia en las cifras de portabilidades, que muestran anualmente cambios de seis o siete millones de clientes entre las operadoras. Y eso, en una década de crecimiento para el mercado, en el que se han incrementado las líneas de telefonía móvil un 10% y los clientes de banda ancha un 50%. «Esto desafía a la gravedad», señalan las fuentes.
La consecuencia es que existe un problema de sostenibilidad, máxime cuando las compañías de telecomunicaciones se preparan para invertir en 5G -fundamentalmente, en el proceso de digitalización de empresas de todos los tamaños- y banda ancha. «Son muchos miles de millones al año, aparte del coste del espectro, la ‘tasa RTVE’», arguyen. «Lo normal es que se produzcan fusiones entre operadores. Rebajar el nivel de competencia puede ayudar a una recuperación de los precios».
En España, hay cerca de 20 marcas que tienen oferta de fijo y móvil a nivel nacional y 50 más a nivel local, lo que aboca al sector a una situación delicada en la que las sinergias de costes son un imperativo. «Si como país queremos seguir teniendo una red de fibra fantástica y disfrutar de servicios 5G razonables en el tiempo, esta situación no se puede sostener», reiteran.
Lejos de los gigantes mundiales del sector
Sobre el tablero, Telefónica, Orange, Vodafone y MásMóvil hacen cábalas en un momento incierto, conscientes de que operan en un mercado europeo excesivamente fragmentado, lo que limita su crecimiento, muy inferior al de otros gigantes globales como China Telecom, AT&T o Verizon, que juegan en otra liga en la que compiten con muchos menos operadores y, por tanto, obtienen beneficios más suculentos.
Debido a los menores ingresos de los operadores europeos, su rentabilidad sobre el capital invertido (ROC) pasó de una media del 10% en 2010 al 5% en 2018, lo que menoscaba el atractivo del mercado de Europa para invertir. Como resultado, se ha ha invertido un 40% menos per capita en las redes de telecomunicaciones europeas que en las de Estados Unidos, sin contar con las dificultades adicionales planteadas por la pandemia, que ha elevado los costes y las exigencias de dichas inversiones. De ahí, los llamamientos de las empresas a una flexibilización en la regulación del sector de las telecomunicaciones, a la que culpan de presionar a los precios y de mermar así sus recursos para financiar la digitalización.
En España, la compleja coyuntura del sector se ha llevado por delante uno de cada cuatro empleos en el último decenio. Solo en los últimos cinco años se han destruido 12.000 puestos de trabajo, sin tener en cuenta los últimos ERE de Vodafone y Orange ni las bajas que negocia actualmente Telefónica con los sindicatos, que apuntan a casi 3.000.
«No hay otra salida que la consolidación», concluye una de las fuentes. El enigma es cuál será la estructura de estas operaciones porque, aparte de los cuatro grandes actores en el mercado, podrían participar otros de menor tamaño como Digi y Avatel, quinto y sexto operador, respectivamente, en España por volumen de ingresos. Las fuentes del sector consultadas no descartan que «un grande se coma a un pequeño», aunque puede haber desenlaces sorprendentes. Recientemente, trascendió que Orange y Vodafone mantuvieron contactos entre mediados de 2020 y principios de 2021 de cara a una potencial fusión, pero ambas partes descartaron el proyecto posteriormente, ante la oposición del Gobierno francés.
«2022 es un año en el que puede pasar cosas», indican las fuentes, y aseguran que Vodafone está en todos los encajes posibles.